miércoles, 12 de septiembre de 2012

Todo cambia con el tiempo.


Ya no es nada igual que antes, las personas cambian, el café se enfría; nada es constante para siempre salvo nuestra esperanza, esa que hace que siempre estés en pie, y que te levantes cuando estás en lo más hondo. En esta vida todo caduca, el ser humano caduca. Me dicen que he cambiado, ¿cambiar? Eso es de gente sin personalidad. Yo no carezco de ella, se llama madurez. Maduras cuando la vida te ha demostrado algo de ella, cuando te das cuenta de que es mejor ir por el mal camino si es lo que te agrada. Y no soy la más indicada para hablar de la vida. Puede que sólo tenga 16 años y que no sepa nada de la vida, puede que le tenga que pedir a la gente de ahí fuera que me cuente lo que está pasando.

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