miércoles, 12 de septiembre de 2012

No espero que me entiendan. No espero que lo haga nadie. Con que lo haga yo, me sirve. Es suficiente. Pero a veces ni siquiera lo hago. No puedo. Es difícil. Hay veces que los problemas se apoderan de mí, por muy pequños o estúpidos que parezcan. Depende con que se comparen. A veces me siento como si estuviera en un vaso de agua. El vaso cada vez se hace más pequeño, y a su vez el agua más inmensa. Me ahogo. Intento salir, pero no puedo. Y estoy así durante un tiempo, a veces días, otras veces meses. A veces incluso minutos. Es increíble lo que podemos cambiar de un momento a otro. No sé si lo hacemos por nosotros mismos, o en cambio los que nos ayudan son los que están a nuestro alrededor. ¿De quién depende exactamente la felicidad de una persona? La verdad esque me gustaría que dependiese de mi misma, y que nadie se apodere de mi felicidad. No sería justo. Es mi vida. Quiero ser la dueña. Pero a veces hay personas que llegan de repente y se interponen en tu camino. No te dejan pasar. Intentas avanzar pero está ahí, impidiéndote el paso. No puedes hacer nada. Odio que pase esto. No quiero. No quiero que se interponga nadie en mi camino. Quiero llegar al final yo sola, sin nadie.

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